Pies de naranja
Siempre hay un primer paso para todo. La vida nos pone continuamente a prueba
pidiéndonos que avancemos, que tomemos decisiones, que sigamos adelante aunque,
de vez en cuando, tropecemos. Y lo
cierto es que, a pesar de todo, nos levantamos y continuamos el camino porque
necesitamos sobrevivir. Si, en este proceso, nos acompaña una mano amiga, si
recibimos un abrazo tierno, si nos ofrecen un hombro mullido, una mirada sonriente o cualquier
otro gesto de amor, entonces, el camino es mucho más fácil y cada paso
cuesta menos.
Y un día de esos me dan ganas
de encender el horno para que el olor a naranja y azúcar tostado
impregnen mi casa y mi alma.
Pies de naranja
* Ingredientes:
- 340 gramos de mantequilla a temperatura ambiente
- 200 gramos de azúcar
- 440 gramos de harina
- 4 yemas de huevo
- cáscara de naranja rallada
- 1 cucharadita de canela
* Preparación:
Batir la mantequilla con el azúcar, la cáscara de
naranja y las yemas de huevo hasta que se disuelva el azúcar. Poco a poco, ir
añadiendo la harina y la canela a cucharadas, mezclando bien hasta conseguir
una masa uniforme.
Hacer una bola con la masa, cubrirla con film
transparente y meterla en la nevera durante media hora para que se endurezca un
poco. Hay quien las deja de una día para otro pero no es imprescindible.
Luego, preparar una superficie antiadherente, como un
mantel de silicona, y colocar a los dos lados unas reglas de 5 mm de altura.
Colocar la bola de masa en el centro del mantel y poner un trozo de papel de
horno sobre ella. Con un rodillo apoyado en la dos reglas ir pasando sobre la
masa hasta estirarla por completo.
Es importante que el rodillo siempre esté apoyado en
las dos reglas para conseguir que las galletas queden del mismo grosor. Esto
evitará que al meterlas en el horno las más finas se quemen y las más gruesas
queden crudas.
Podemos, incluso, hacer las galletas más finas o más
gruesas si queremos ya que esto, simplemente, variará el tiempo de horneado. Lo importante es que sean todas del mismo tamaño.
Con un cortador de galletas en forma de pie vamos
marcando y cortando la masa, aprovechando el espacio lo mejor posible para que
no tengamos que amasar y estirar la masa continuamente.
Con la ayuda de una pequeña espátula o un cuchillo
plano iremos separando cada galleta con cuidado de que no se deformen. Si en
este momento vemos que se deforman con facilidad es preferible poner la masa en
una bandeja sin separarla del mantel y volver a meterla en la nevera otra media
hora para que se enfríe.
A medida que vamos separando las piezas cortadas, las colocamos sobre papel antiadherente en una rejilla de horno. Es necesario dejar
una separación entre ellas porque con el calor del horno aumentarán de tamaño.
Precalentar el horno a 180 grados y meter la bandeja
de galletas. El tiempo de horneado suele ser de 10 o 12 minutos. Sabremos que
están listas cuando se empiezan a dorar por los bordes aunque el centro parezca
crudo. Si las dejamos que se doren completamente, al enfriarse quedarán muy
duras.
Al sacarlas del horno las colocamos en una rejilla
para que se enfríen por todos lados. Esto las dejará crujientes durante más
tiempo.
Si hemos hecho mucha cantidad de galletas podemos
apilar las rejillas para no ocupar demasiado espacio en la cocina.
Cuando se enfríen las guardaremos en una lata bien
cerrada, para que no estén en contacto con el aire.
Ya solo nos queda hacer un buen chocolate y caminar
con la vista al frente.
¡Feliz recorrido!